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Los Agentes de IA

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Por otro lado, los agentes de IA representan una aplicación avanzada que permite al sistema no solo recibir órdenes, sino también solicitar información o emitir instrucciones para su ejecución, ya sea por otros sistemas o por personas. Gracias a esta capacidad, los agentes de IA actúan de manera similar a los seres humanos: pueden proporcionar información, identificar lo que les falta y solicitarlo, e incluso operar de forma autónoma para ejecutar procesos o emitir órdenes a personas.

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Cómo funciona un agente

Descripción

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Hasta este punto, hemos descrito sistemas de inteligencia artificial que reaccionan exclusivamente a la información que se les proporciona. Estos sistemas, conocidos como reactivos, carecen de iniciativa propia y se limitan a responder a los datos de entrada recibidos.

Un segundo tipo de sistema de inteligencia artificial incluye aquellos que, en ausencia de información suficiente, son capaces de solicitarla activamente al usuario, al entorno o a otros sistemas con los que tienen acceso. Esto puede implicar el uso de herramientas audiovisuales que simulan la interacción humana. Una vez que el sistema adquiere los datos necesarios, puede operar de forma autónoma para generar respuestas, asumiendo un rol similar al de una persona. Estos sistemas son conocidos como agentes.

Un agente de IA suele representarse mediante un robot, ya que, a diferencia de un sistema de IA convencional (simbolizado aquí por una tableta), tiene la capacidad de interactuar de manera proactiva y asumir roles que incluyen funcionalidades motoras.

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Limitaciones

Descripción

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Los agentes de inteligencia artificial son capaces de realizar tareas que actualmente desempeñan personas. Pueden ejecutarlas con una calidad constante, sin fatigarse, y con una capacidad de memoria extraordinaria, funcionando las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Sin embargo, presentan limitaciones importantes que dificultan su integración completa en el mundo laboral. Aunque los agentes pueden simular sentimientos, carecen de empatía genuina y no pueden tomar decisiones basadas en un contexto emocional. En decisiones con un componente moral, deberían estar sujetos a restricciones éticas que, en su mayoría, aún no poseen.

Además, su capacidad motriz sigue siendo limitada, careciendo de la destreza fina requerida para muchas tareas. Tampoco cuentan con la habilidad de recopilar información física de forma directa, lo que restringe su eficacia en situaciones que requieren interacción táctil o percepción sensorial avanzada.

Otro desafío significativo es su incapacidad para interpretar contextos complejos que, aunque inicialmente pueden parecer ilógicos, son perfectamente razonables dentro de un marco más amplio. Los agentes dependen de comportamientos predecibles y enfrentan dificultades para lidiar con situaciones completamente aleatorias o impredecibles.

Estas limitaciones están parcialmente relacionadas con el estado actual de la robótica, que aún no ha alcanzado un nivel de destreza comparable al de las habilidades humanas. Para operar de manera efectiva, un sistema necesita basarse en patrones aprendidos de situaciones similares del pasado, lo que restringe su capacidad de adaptarse a escenarios completamente nuevos o desconocidos.

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